** Facultad de Historia, Geografía y Turismo
Instituto de Investigación en Historia, Geografía y Turismo

  Año 2014

  Proyecto:   Valoración individual y social del ocio en la sociedad Argentina.


Investigadores

Resumen

Villamayor, María Lorena
Benzonelli, María Cecilia
Villamayor, Carina Andrea

A lo largo de la historia, el ocio ha atravesado distintas cosmovisiones.  Estado contemplativo  y expresión de libertad para los griegos, complemento del negocio y elemento de dominación entre los romanos, ostentación de poder y posición en el Medioevo y la modernidad, madre de todos los vicios en el puritanismo…. Hasta transformarse en una conquista de los trabajadores, luego de los excesos y desbordes de la revolución industrial.  Un tiempo ganado al trabajo, durante el cual la persona puede decidir sin obligaciones y en plena libertad que hacer y como hacerlo. Desde un enfoque clásico, se le adjudican al ocio tres funciones psicosociales: descanso, diversión y desarrollo.  Sin dudas, se vincula con la realización personal. Es evidente que la sociedad moderna tiene más posibilidades para disfrutar del ocio que cualquier otro tiempo o civilización anterior, como consecuencia del aumento de la esperanza de vida y una dedicación laboral que se acota.   Sin embargo, en este escenario coexisten tendencias contrarias. Unas valorizan exageradamente el  éxito profesional y laboral y otras se centran en la realización individual de la persona.  Nuestra sociedad actual se caracteriza por la exigencia, hay un imperativo cultural que convoca a producir y a ser exitosos.  En este contexto se abre la pregunta acerca de que lugar le queda  el ocio, este tiempo  en el cual no hay obligaciones sino libertad de hacer, o de no hacer. Este tiempo individual no queda apartado de la mirada y la influencia de los otros, que de algún modo, marcan agenda acerca de cómo vivir el ocio.  Los imaginarios sociales producen valores, apreciaciones,  gustos,  ideales y conductas de las personas que conforman una cultura. La gente, a partir de la valoración imaginaria colectiva, dispone de parámetros para juzgar y para actuar.  Los deseos están profundamente influidos por atravesamientos culturales. Esta investigación se propone analizar las posibilidades concretas que un individuo se otorga a sí mismo para disfrutar de este tiempo cuyo único beneficio es su bienestar. La autodeterminación de los espacios de ocio - ante los imperativos sociales y colectivos que condicionan elecciones y decisiones - se presenta como un ámbito de libertad que el sujeto debe identificar para actuar en consecuencia.

El proyecto de investigación se inicia con un relevamiento y fichaje bibliográfico a los fines de fijar el marco teórico, estado del arte y datos relevantes del tema a investigar. 

Se ha determinado enfocar la presente investigación en dirección a una cosmovisión humanista  del ocio.   La misma propone una lectura unificada de las diferentes teorizaciones, entendiendo que la interdisciplinaridad del ocio y la unificación de saberes acerca del mismo colabora en su comprensión profunda.

Desde esta visión humanista, no es suficiente con el tiempo libre para tener una experiencia de ocio. La  importancia del término" tiempo libre" está en  esta condición de libertad, que implica un ejercicio humano de identidad, autorreconocimiento  y voluntad. El ocio tampoco se vincula con una actividad particular,  la misma tiene que estar ligada a la percepción placentera de quien la realiza, para transformarse en vivencia ociosa.  Generar un efecto, recrear, producir algo nuevo, significativo.  Este es un modo de leer el ocio actual, anclado en la vida interior y en los valores, integrado al sentido de la vida y en armonía con este.   Se presenta con diferentes aristas, dimensiones diversas que evidencian la complejidad del fenómeno a estudiar. Estas son: la dimensión lúdica, la creativa, la ambiental-ecológica y la solidaria.   Todas ellas son alcanzadas y desplegadas en el hecho turístico.

Partiendo de esta concepción y tomando en consideración los objetivos que se ha resuelto investigar, se trabaja en dos direcciones:

1-     Entrevistas en profundidad a especialistas nacionales e internacionales en la temática.  A saber:

-           Manuel Cuenca Cabeza y Ana Goytía -  Instituto de Estudios de Ocio, Universidad de Deusto, Bilbao, España. 

-          Luis Machado - Coordinador de la Licenciatura en Recreación Educativa, Universidad Católica del Uruguay.

-          Ricardo Lema - Coordinador de investigaciones en  recreación, ocio, tiempo libre y juego desde una perspectiva educativa, Universidad Católica del Uruguay.

-          Andrés Ziperovich  -  Autor del libro Turismo y recreación, docente y actual Director de Turismo de San Antonio de Areco.

2-     Encuestas a público general, las cuales se llevarán adelante en la Feria Internacional del Turismo y a través de canales online. Se ha establecido el perfil de los encuestados, los cuales deberán ajustarse a las siguientes características:

- 25 a 65 años

-  ambos sexos

-  laboralmente activos

-  urbanos

- usuarios de redes sociales.

Las variables a investigar a través de esta encuesta son las siguientes:

Ø      Concepción personal del ocio.

Ø      Influencias sociales sobre la propia concepción.

Ø      Tiempo dedicado a actividades de ocio.

Ø       Jerarquización de actividades de ocio.

Ø      Causas que influyen en la elección de actividades.

Ø      Nivel de formalización de las actividades elegidas.

Ø      Autopercepción del nivel de libertad/presión social en la elección en las actividades.

Ø      Prevalencia de actividades turísticas sobre otras vinculadas al ocio.

Instituto de Investigación en Historia, Geografía y Turismo

(R.R. 577/12)

 

Valoración individual y social del ocio en la sociedad argentina

 

Director: Lic. María Lorena Villamayor

Investigador Principal: Lic. María Cecilia Benzonelli

Investigador Adjunto: Lic. Carina Andrea Villamayor

 

Evaluador: Dra. Gabriela Ardito

 

 

 

 


 

Resumen

 

El ocio se manifiesta en diferentes contextos según los sentidos y significados producidos y reproducidos culturalmente por las personas en sus relaciones con el mundo. Participa de la compleja trama histórico-social que caracteriza la vida en sociedad, y se involucra en la red humana de significados, símbolos y significaciones.

 

Actualmente se asiste a la subjetivación del fenómeno, es decir, que la concepción responde a la posición íntima del sujeto frente a la utilización de su tiempo no obligado, quien además debiera percibir una sensación de libertad en sus elecciones para que se trate de una verdadera actividad de desarrollo humano. Sin embargo, se reconoce la incidencia e influencia de los grupos referencia y pertenencia en las decisiones del individuo.

 

 

Palabras clave

 

Ocio Humanista - Libertad - Dimensión subjetiva y personal del ocio -  Funciones del ocio - Incidencias sociales y culturales 


 

Introducción

 

El estudio sobre la valoración individual y social del ocio posee un diseño descriptivo -  que se fundamenta en la necesidad de caracterizar el fenómeno -  y exploratorio - ya que se propone descubrir nuevas ideas y perspectivas.

 

Esta investigación se ha caracterizado por el abordaje interdisciplinario del objeto de estudio, teniendo en cuenta que el equipo de investigadores proviene de la psicología y del turismo. Se entiende que el acercamiento a una realidad compleja desde un enfoque interdisciplinario facilitará una visión integral que reducirá los sesgos propios de cada  perspectiva.

 

Se plantearon diversos objetivos a ser alcanzados por este estudio, a saber:

 

-          Detectar la valoración individual y social del ocio en el ciudadano argentino.

-          Señalar los factores que influyen en la valoración del ocio.

-          Identificar la composición de actividades de ocio.

-          Apreciar la capacidad de autocreación y libre elección en las actividades de ocio.

-          Estimar la valoración del principio de libertad en la elección de actividades generadoras de ocio.

-          Detectar y caracterizar la difusión de actividades de ocio que los individuos realizan en redes sociales.

 

Seguidamente se expondrán las principales teorías y pensamientos en torno a la temática que surgen de la revisión documental que se ha realizado.

 

Posteriormente, se presentarán los resultados de las técnicas de recolección de datos que se han utilizado y que, a su turno,  se explicarán pormenorizadamente.

 

Por último, se realizarán una serie de apreciaciones y conclusiones que se derivan de la realidad observada, analizada e interpretada.


 

Referencias conceptuales

 

En una primera aproximación general al concepto de ocio, el mismo se define como todo aquello que las personas realizan de un modo libre y sin una finalidad utilitaria, con el objetivo principal de disfrutar.  El ocio no consiste ni en un tiempo ni en determinada actividad, y aunque se hace realidad de forma personal, también se manifiesta como fenómeno social.

 

La conceptualización del  ocio, ha respondido a diferentes cosmovisiones a lo largo de la historia de la humanidad. Para los griegos, el ocio era una actividad contemplativa desvinculada absolutamente del trabajo. En ese contexto social y cultural, el ocio se sustentaba en la estratificación social que sostenía la dicotomía hombre libre - esclavo.

 

Para los romanos, el ocio era el complemento del negocio, medio y fin de una rueda productiva, utilizado, además,  como elemento de dominación por los emperadores.  Pan y circo, el ocio de masas regulado y administrado por el Estado.  En el Medioevo y la modernidad el ocio pasa a ser un bien ostensible, signo de riqueza y poder, para convertirse, con la llegada del puritanismo inglés, en la madre de todos los vicios y causa de condena eterna.  Con el advenimiento de  la revolución industrial, marcada por excesos y desbordes  contra la clase trabajadora, el ocio se reivindica -a través de la lucha de los movimientos sindicales- como un tiempo ganado al trabajo, durante el cual la persona puede decidir qué hacer y cómo llevarlo adelante.   Entre 1915 y 1940, se conquista la jornada laboral de 8 horas y las vacaciones pagas, condiciones previas y necesarias para comenzar a considerar al ocio en su vertiente actual.

 

A pesar de la existencia e importancia de innumerables desarrollos previos,  es a partir de los estudios de Jofre Dumazedier que se inaugura la concepción del ocio moderno, con vigencia hasta nuestros días.  En la década del 50, el autor lleva adelante importantes investigaciones que lo conducen a formular postulados teóricos de gran peso, entre los que se encuentra la siguiente definición de ocio: "Es un  conjunto de ocupaciones a  las que el individuo puede entregarse con pleno consentimiento, ya sea para descansar o para divertirse, o para desarrollar su información o su formación desinteresada, su voluntaria participación social o su libre capacidad creadora, cuando se ha liberado de sus obligaciones profesionales, familiares y sociales". (Dumazedier, 1964). (1)  El ocio libera de la fatiga y del aburrimiento de la rutina cotidiana,  ingresando a los sujetos en un mundo más flexible y relajado. Opera como reparador de los deterioros físicos y nerviosos provocados por las tensiones vivenciadas en el ejercicio de obligaciones y particularmente del trabajo, mientras que la diversión, de clara naturaleza social, libera del cansancio mental,  la monotonía y el aburrimiento. La relevancia  de los desarrollos teóricos de este autor es que por primera vez, el ocio adquiere características de fenómeno liberador y creativo.

 

Otro teórico contemporáneo a Dumazedier, Sebastián de Grazia, aporta una muy importante diferenciación entre ocio y tiempo libre. Señala que, a pesar de la tendencia a confundirlos, son dos instancias bien separadas.  Refiere que mientras el tiempo libre es de libre disposición para todos, el ocio se ubica en una categoría de ideal realizable, como  una forma de ser y una condición del hombre, a la que muchos aspiran pero pocos alcanzan. El ocio para de Grazia es el de los griegos, vigente hasta la actualidad a través de diferentes manifestaciones, y la concepción de tiempo libre surge del desarrollo industrial y el culto al trabajo.

 

La importancia de los aportes de estos dos autores es que ambos sientan las bases de una necesaria Pedagogía del ocio, advirtiendo que para alcanzarlo es necesario cumplir con condiciones previas, no tratándose de algo dado per se. 

 

En la época actual, la World Leisure Organization  se muestra  como referente de las diferentes producciones teóricas referidas a este tema.  Se trata de  una ONG dedicada a descubrir y fomentar las condiciones que hacen del ocio un motivo de crecimiento, desarrollo, bienestar y, por ende, calidad de vida.  Su liderazgo a nivel mundial se inicia en los años 80.

 

En 1994 la WLF publica su Carta Internacional de la Educación para el Ocio, definiéndolo en los siguientes términos:

-         Ocio es un área específica de la experiencia humana, con sus beneficios propios, entre ellos, la libertad de elección, creatividad, satisfacción, disfrute y placer, y una mayor felicidad. 

-         Comprende formas de  expresión cuyos elementos son de naturaleza física, intelectual, social, artística o espiritual.

-         Es un recurso importante para el desarrollo personal, social y económico y es un aspecto importante de la calidad de vida.

-         Es también una industria cultural que crea empleos, bienes y servicios.

-         Los factores políticos, económicos, sociales, culturales y medioambientales pueden fomentar o dificultar el ocio.

-         El ocio fomenta la buena salud general y bienestar, ofreciendo a los individuos y a las comunidades  actividades y experiencias que se ajusten a sus necesidades, intereses y preferencias.  Las personas consiguen su máximo potencial de ocio cuando participan en las decisiones que determinan las condiciones del mismo.

-         El ocio es un derecho humano básico como la educación, el trabajo y la salud, y seria esperable que no le fuera negado a ningún ciudadano.

 

El valor de esta definición tan abarcativa es que no sólo referencia el estado del arte, sino que sienta las variables necesarias para su desarrollo a escala micro y macro social.

 

La presente investigación toma  como referencia conceptual central  los desarrollos del Profesor Manuel Cuenca Cabeza, catedrático de la Universidad de Deusto y Director del Instituto de Estudios de Ocio de esa casa de Estudios.  "El ocio valioso es una experiencia que opera más allá de una mera acción de entretenimiento, aspirando a «elevarse» gracias a la mejora personal que le es propia al ser humano.  El ocio valioso es un concepto clásico, que renace, pervive y se adapta al mundo moderno. Pero también, en cuanto derecho humano reivindicado para todas las personas sin distinción, es una concepción reciente. Una concepción que nace del rechazo a la esclavitud, del deseo de ser en libertad y de la búsqueda de una vida digna para todo ser humano. El ocio valioso puede ser o no un concepto nuevo, la novedad está en el modo de reconocerlo e interpretarlo en cada momento" (Cuenca Cabeza, 2014) (2)

 

A los fines de alcanzar la comprensión del concepto "ocio valioso", resulta necesario definir una serie de prácticas diferenciadas y previas al mismo.  Se parte de la idea de que, para muchas personas, el ocio es simplemente una práctica de algo que les divierte y no les compromete a nada. Cuando se adquiere conciencia del carácter diferencial de la práctica y la persona se compromete con la misma,  se abre el escenario al ocio autotélico: es una experiencia vital  que descansa en tres pilares esenciales: la elección libre, el fin en sí mismo y la sensación gratificante. Individualmente hablando, es el único ocio que existe.   A todos los demás ocios se les puede denominar de otro modo: negocio, consumo, educación, vicio, ociosidad…

           

Otra instancia superadora está señalada por el ocio humanista,  aquel que defiende ante todo la dignidad de la persona humana. Se reconoce como un ocio positivo que se sustenta en los tres valores fundamentales del ocio autotélico: libertad, satisfacción y gratuidad.  Es un ocio centrado en el desarrollo de la persona, en sus vertientes individual y social, por lo que también se preocupa del bien comunitario. No se trata de un ocio espontáneo, sino una experiencia compleja que requiere preparación y formación.

 

La sociedad del bienestar ha generado beneficios para el despliegue del ocio humanista, pero sólo en algunos países y con un sesgo de desigualdad que no puede ignorarse.  Por tal cuestión, el ocio actual dominante a nivel global es considerado, de un modo genérico, como un ocio de consumo. Un ocio predominantemente pasivo que forma parte de una importante industria cuyo objetivo es el rendimiento económico. El ocio humanista se orienta en otra dirección.

 

Si el ocio humanista no es algo que ocurra por azar, sino un reto constante desde el punto de vista del desarrollo humano, el ocio valioso se fundamenta precisamente ahí.   El ocio valioso alude no sólo al beneficio social de la práctica de determinados ocios sino a su potencial en miras al desarrollo humano global.

 

El ocio valioso adopta diferentes modos de satisfacción en función de las mentalidades, tradiciones y culturas.

 

Una experiencia de ocio valioso nunca es igual a otra porque depende del grado de iniciación de quien la experimenta. Puede oscilar desde la mera aceptación hasta la experiencia intensa, inolvidable y catártica.  Es de gran importancia, además, considerarla inserta en sus coordenadas espaciotemporales y socioculturales.

 

La intensidad de la experiencia de ocio también está relacionada con el grado de conocimiento y habilidad adquiridos en la afición que se practique. Es importante diferenciar el ocio serio del casual.  El primero se identifica con la práctica sistemática y voluntaria de una determinada actividad amateur, de voluntariado o un hobby. El  segundo, el ocio casual, se refiere a una práctica puntual de ocio.  Es evidente que el grado de conocimiento y satisfacción no es el mismo en una u otra instancia. En líneas generales,  la intensidad guarda relación con el mayor o menor significado personal que se le otorga a una experiencia. La persona es, en último término, la que determina si una experiencia es aburrida, gratificante u óptima.   La calidad de una experiencia de ocio es determinada por la propia persona, o sea, es subjetiva. No ocurre lo mismo con el valor. Una experiencia de ocio valiosa ha de serlo subjetivamente y objetivamente. Esta diferencia conceptual es central por la vertiente social presente en la concepción de ocio valioso.

 

Ocio valioso  y desarrollo humano convergen en planteamientos desde el momento en que, instituciones y agentes de influencia mundial, han planteado la necesidad de ir más allá de la visión del desarrollo humano  centrada en lo económico,  prestando atención a otros aspectos que importan a las personas y su calidad de vida.  "Ha llegado el momento de que nuestro sistema de medición deje de hacer hincapié en la medición de la producción económica para hacerlo en la del bienestar de las personas. Y las medidas del bienestar deben situarse en el contexto de la sostenibilidad [...], poniendo de relieve que el bienestar es importante porque parece que existe una brecha creciente entre la información que contienen los datos agregados sobre el PIB y lo que es pertinente para el bienestar común de las personas." (Comisión sobre la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, ONU, 2008).

 

El desarrollo se basa en la libertad, porque esta permite a los individuos aumentar las capacidades que les permitan vivir de la forma en que quieran, alcanzando de ese modo un mayor desarrollo.  De ahí que un principio fundamental de la educación del ocio o de cualquier intervención en el desarrollo del mismo, deba ser la protección de la libertad y las peculiaridades individuales de cada cual.

 

El ocio se encuadra en el mundo de las  emociones, siendo esperable que las mismas conduzcan a experiencias humanas valiosas.  Para ello, resulta necesario tomar algunas referencias que vayan en esa dirección, asegurando ciertas condiciones del ocio que deben estar presentes.  En primer lugar, el ocio debe ser ACTIVO: permite tener conciencia de lo que se está haciendo, es el ocio que ha sido elegido, deseado y querido, por lo que es un ocio con implicancia subjetiva.  Además, el ocio debe ser SUSTANCIAL, implicado en la búsqueda sistemática de satisfacciones intensas.  Las actividades de ocio sustancial no se alcanzan por el mero hecho de despertar un interés, sino que requieren un cultivo posterior.  En tercer lugar, el ocio necesita ser CREATIVO, implicando una visión y un disfrute del mundo un tanto complejo pero, a largo plazo, mucho más enriquecedor, satisfactorio y humano.  Por último, deberá ser también SOLIDARIO, opuesto a la utilización de los otros en beneficio propio.

 

El ocio valioso alude a un fenómeno complejo.  Su abordaje conceptual sólo es posible a través de una lectura unificada de las diferentes teorizaciones, entendiendo que la interdisciplinaridad del ocio y la unificación de saberes acerca del mismo colabora en su comprensión profunda.

 

La experiencia de ocio, como cualquier otra experiencia, es independiente de sus atributos objetivos, tiene algo de primera vez y de sorpresa.  Sin perjuicio de esto,  también tiene un carácter social, relacionado con las experiencias anteriores del sujeto y con el contexto histórico, económico, cultural y social en el que se inserta.  Esto permite hablar de rasgos comunes a todas las experiencias de ocio. Cuenca Cabeza propone siete características distintivas, vistas desde la óptica de quienes lo practican. 

 

         I.            El marco de referencia es el propio actor, la experiencia siempre está encarnada en una persona concreta, es siempre singular.  Sin perjuicio de esto, el significado atribuido a una misma actividad de ocio fluctúa a través del tiempo y del contexto.

       II.            Tiene un predominio emocional, se fundamenta en la acción gustosa, que difícilmente responde a razones.  Se despliega en un campo de goce personal profundo que favorece que la persona se relaje. En el ocio se concede una importancia mayor a la emoción y a la fantasía que en la vida ordinaria.

      III.            No se justifica en el deber sino por la libre satisfacción, no demandan ningún compromiso obligado, lo que lo contrapone a los ámbitos familiar y laboral.  Se pasa de una semántica orientada al exterior a una semántica orientada al interior.

    IV.            Se integra en valores y modos de vida, formando parte de la integralidad de la persona.

      V.            Su carácter procesual  determina que la experiencia de ocio fije su realidad en el presente, pero se enriquezca en la medida que incorpora significativamente el pasado y el futuro que le corresponde.

    VI.            Se experimenta en distintos niveles de intensidad,  relacionadas con la novedad, el contexto sociocultural, el grado de conocimiento y otros aspectos objetivos y subjetivos, como por ejemplo, la calidad de la experiencia. 

La intensidad de la experiencia de ocio está relacionada con el grado de conocimiento y habilidad adquiridos en la afición que se practique. La calidad, en general, permite aumentar la intensidad de una experiencia. Al respecto, el psicólogo positivista Mihaly Csikszentmihalyi, define a las experiencias óptimas como aquellas en las cuales  una persona está completamente inmersa en la actividad que ejecuta, caracterizadas por un sentimiento de enfocar la energía, de total implicación con la tarea, y de éxito en la realización de la actividad. Estas son las condiciones subjetivas que permiten acceder al placer, la felicidad, la satisfacción y el disfrute. El interés de la experiencia de ocio está tanto en los«desafíos» que proporciona a la persona como en el disfrute de su realización. Los estudios de este autor determinan que las características más habituales de esas experiencias óptimas son las siguientes:— Equilibrio entre «desafíos» y habilidades.— Metas claras.  — Retroalimentación inmediata. — Satisfacción para quien las vivencia. — Alto nivel de motivación. — Olvido o distorsión del tiempo.

   VII.            Requiere formación; la misma  permite el desarrollo de valores, actitudes y destrezas de ocio que mejoran la calidad de vida de las personas. La formación también afecta a la intensidad: antes que aprender a disfrutar con los mejores logros, existe el paso previo de aprender a disfrutar.

 

En ocio valioso es el  que propicia la realización de tres valores básicos: la libertad, la satisfacción y la gratuidad (autotelismo).

 

Con respecto a la LIBERTAD, hablamos de la misma en un doble sentido, como libertad de y libertad para. En el primer caso, indica independencia respecto a los posibles obstáculos de una acción. Pero la libertad también tiene un sentido positivo de autodeterminar nuestras acciones, esta libertad se expresa como libertad para. El ocio es el ámbito de la libertad, frente al trabajo que es, en la mayor parte de los casos, el ámbito de la necesidad.  En el ámbito del ocio se habla de una libertad percibida, que pudiera ser no real y responde a un punto de vista psicológico.  El ocio valioso se desarrolla a través de una libertad madura, capaz de discernir y decidir más allá de las circunstancias.

 

En relación a la SATISFACCIÓN, permite que la persona, además de divertirse, aumente su potencialidad experiencial positiva.  La satisfacción surge entre las expectativas de la persona y su vivencia de ocio real. 

 

Considerando a la GRATUIDAD, se dirá que el ocio busca la realización de algo independientemente de la utilidad de la acción. No se considera moneda de cambio, ni medio para conseguir otro fin. Se vincula a experiencias que no se justifican por el utilitarismo.

 

Además de los tres anteriormente mencionados, se considera  que el ocio valioso es propiciatorio de otros valores, a saber:

 

La IDENTIDAD, en cuanto las experiencias de ocio son la expresión de un modo de pensar, desear y querer.

 

La SUPERACIÓN, relacionada con el vencimiento de obstáculos  o dificultades y con exceder un límite anterior. La superación tiene su horizonte en la excelencia.

 

La JUSTICIA, vinculada con el Derecho al Ocio.  El ocio digno sólo se puede llevar a cabo a través de un ocio justo e inclusivo. 

 

Las cuatro coordenadas del ocio son áreas diferenciadas en las que se manifiesta y se realiza el mismo: Autotélica, Exotélica, Ausente y Nociva. 

 

El ocio autotélico se corresponde con las experiencias de ocio que se realizan de un modo satisfactorio, libre y por sí mismas, sin una finalidad utilitaria. El ocio exotélico alude a experiencias que pueden ser libres y satisfactorias, pero que no se realizan por ellas mismas sino por lo que se consigue a través de ellas. 

 

Por ocio ausente entendemos la carencia de ocio, algo así como la percepción de un tiempo vacío, lleno de aburrimiento. Finalmente, llamamos ocio nocivo a las experiencias de ocio caracterizadas por la ausencia de libertad (personal o social), de satisfacción (en el sentido de satisfacción interna) y gratuidad (referida a fin en sí mismo).

 

El ocio autotélico y el exotélico se caracterizan por ser experiencias marcadas la direccionalidad positiva, son experiencias de ocio con sentido, que se oponen al ocio nocivo y el ocio ausente, marcados por una direccionalidad negativa. En el caso del ocio ausente el perjuicio es esencialmente individual, puesto que hablamos de vivencias subjetivas, mientras que la incidencia del ocio nocivo es también social, en la medida que sus consecuencias afectan a la comunidad en general o a una parte de ella.

 

El ocio autotélico se manifiesta en cinco dimensiones fundamentales.  Estas dimensiones  colaboran en orientar y clasificar las acciones de ocio, resultando esenciales para planificar una intervención.

 

Estas son: Lúdica, Ambiental-ecológica, Creativa, Festiva y Solidaria. En cada una de ellas, se  consideran  distintas vertientes que operan como aspectos básicos diferenciados.

 

La Dimensión lúdica del ocio nos introduce en el ámbito de las experiencias relacionadas con el juego. Se corresponde con el mundo de los juguetes, los hobbies, los deportes, la recreación y los entretenimientos que se incorporan a los hábitos de vida. En esta dimensión diferenciaremos dos vertientes: juego (como acto de jugar identificado por reglas) y acción lúdica (en la que domina la espontaneidad no reglada).

 

La dimensión creativa del ocio nos sitúa en experiencias relacionadas con la creatividad. Hace alusión a un disfrute más razonado, unido a procesos de creación o re-creación cultural. Se corresponde con las vivencias culturales de ocio.

 

La dimensión ambiental-ecológica del ocio se relaciona, por una parte, con el entorno físico, social, cultural, personal y comunitario; por otra, con la vivencia de ocio unida a la naturaleza.

 

La dimensión festiva se refiere a las experiencias extraordinarias que tienen lugar gracias a las fiestas. La fiesta, entendida como manifestación extraordinaria de ocio, permite llevar a cabo vivencias que se apartan de lo racional y consiguen la cohesión comunitaria. La fiesta es ocio compartido.

Finalmente, la dimensión solidaria nos lleva a hablar de un ocio entendido como satisfacción enraizada en el hecho de ayudar desinteresadamente a otros, independientemente de la actividad realizada en sí misma.

 

El turismo representa actualmente la actividad de ocio por excelencia.  Experiencia humana y humanizadora, el turismo de vacaciones se ha transformado en un símbolo de separación.   Separación específica del trabajo y de la vida cotidiana y sus problemas. El viaje de vacaciones es ocasión para que el nombre moderno sienta y ejercite su libertad, pero, al mismo tiempo, es una válvula de escape en la que busca el descanso, la compensación de la dura realidad y el encuentro con ese oscuro objeto de deseo que es la felicidad. Puede decirse que cada dimensión del ocio genera un tipo de turismo. 

 

Dimensión lúdica: vivencia de ocio relacionada con la ruptura del trabajo y del quehacer cotidiano, favorece el desarrollo de un turismo lúdico, de descanso y diversión. 

 

Dimensión ambiental-ecológica: caracterizada por la importancia  del ambiente físico, social o psicológico como referente de la vivencia del ocio, está unida al turismo ecológico, al turismo rural y al agroturismo.

 

Dimensión creativa: es la acción de ocio implicada en el desarrollo y perfeccionamiento de la persona, se relaciona con el turismo cultural.

 

Dimensión festiva: conduce a la vivencia de lo extraordinario a partir del ocio comunitario y festivo, impulsa un ocio social, que además, tiene una razón, y por lo tanto, un significado.  Pudiera pensarse que el turismo es en sí mismo un acto festivo y extraordinario para el individuo.  De hecho, una de las formas actuales de festejar es hacer turismo.

Dimensión solidaria: en virtud del caudal de solidaridad que se genera a partir de determinadas actividades de ocio, surgen manifestaciones variopintas donde entra en juego esta dimensión.

 

Hablar de las funciones del ocio es confrontar con la utilidad del mismo y sus consecuencias como experiencia humana.  Dumazedier hizo famosas tres funciones del ocio, conocidas luego como las tres D: descanso, diversión y desarrollo.

 

Años más tarde, Roger Sue  (1982) retoma el tema y propone otra clasificación: psicológicas, sociales y económicas.

 

Las funciones económicas son las vinculadas al ocio de la sociedad de consumo y a los evidentes beneficios que aporta.

 

Las  funciones psicológicas son las compensaciones personales que proporciona el ocio y que son esenciales para el equilibrio mental del individuo.  El ocio proporciona un o espacio de autorrealización para la persona y  crea un ámbito de mejora relacionada con el conocimiento, las habilidades y la toma de conciencia respecto a sí mismo y los otros.

 

Respecto a las funciones sociales, el ocio es una ocasión para compartir el tiempo, estar con otros y comunicarse. De las funciones sociales del ocio Roger Sue destaca tres consecuencias significativas: sociabilidad, simbolismo y terapia. La sociabilidad  facilita nuevas oportunidades de comunicación interpersonal y de  cohesión social. El ocio es símbolo de afirmación personal respecto a los demás, porque permite expresar los propios deseos y gustos.  La terapia se vincula con lo que permite sostener y recuperar salud.

 

Cuenca Cabeza propone agregar a esta clasificación la función innovadora del ocio.   La misma se relaciona con el hecho de que el ocio opera como un ámbito propicio para el desarrollo y la promoción de nuevos estilos de vida; pero también surge como consecuencia de la aparición de nuevas situaciones sociales, que potencian motivaciones de ocio innovadoras y, consecuentemente, nuevos mercados.

 

Desde un punto de vista social el carácter innovador del ocio se relaciona con el hecho de ser un ámbito propicio para el desarrollo de la socialización, solidaridad, entorno natural, consumo y promoción de nuevos estilos de vida.

ü      La socialización es de importancia central en muchas actividades de ocio. El tiempo libre es ámbito para ver y encontrarse con amigos. Las experiencias de ocio tienen una vertiente social que desarrolla vínculos afectivos de especial interés para la cohesión y la integración comunitaria.  Muchas prácticas de ocio introducen a los sujetos en organizaciones, redes y contactos sociales de gran importancia.

ü      El ocio puede también utilizarse para contribuir al desarrollo de los otros, desplegando acciones solidarias.

ü      Una actividad de ocio puede mejorar o dañar el entorno natural.

ü      En cierto sentido se puede decir que todas las actividades ocio suponen una experiencia de consumo.  El consumismo puede ser también una forma de participación y un estilo de hacer. Comprar presupone la oportunidad de socialización y, por tanto, puede ser un fin en sí mismo o un medio para un fin.

ü      El ocio actual es un elemento significativo de los cambios recientes y un aspecto cada vez más importante de las sociedades. La nueva realidad ha aumentado las posibilidades exponencialmente, multiplicando el abanico de elecciones de actividades propiciatorias de ocio.

 

El ocio que se experimenta como satisfactorio  tiene un efecto beneficioso que va más allá de la propia vivencia proporcionando consecuencias que se manifiestan en otros aspectos de la vida y las relaciones con el entorno.  Entre estos beneficios, pueden señalarse los siguientes:

MEJORA, de una condición o situación de una persona, grupo u entidad en el marco de un ocio generativo o proactivo. Los beneficios físicos/fisiológicos son los derivados en la mejora de la salud y de la condición física. Los beneficios psicológicos que proporciona el ocio pueden ser de diversos tipos, destacando los emocionales, cognitivos y conductuales. Los beneficios emocionales hacen referencia a sentimientos, afectos o emociones positivas que se derivan y producen a raíz de las experiencias de ocio. Los beneficios cognitivos surgen como consecuencia de que las actividades de ocio son una fuente de nuevos aprendizajes, desarrollo de destrezas, adquisición de conocimientos y dominio de habilidades. Los beneficios conductuales hacen referencia a los efectos positivos que proporciona la participación en experiencias de ocio.

 

Los beneficios sociales provienen de las interacciones de ocio que permiten establecer vínculos basados en el gusto y la libre voluntad, y no tanto en la obligación.

           

En relación a los beneficios globales, las experiencias de ocio son oportunidades de autonomía y espacios para desarrollar identidades.  La práctica del ocio permite salir de uno mismo y vivir situaciones que colaboran con el desarrollo de la personalidad. Los beneficios son:

 

-         PREVENCION, cuando el ocio contribuye al mantenimiento de un  algo existente y deseado, como puedan ser amistades, la salud u otros.

-         SATISFACION, cuando responde ajustadamente a las expectativas del sujeto que lo vivencia.

-         MITIGACION, el ocio actúa como experiencia« paliativa « cuando permite a las personas adaptarse a los cambios de desarrollo y a los acontecimientos relevantes de sus vidas.  El distanciamiento que se activa a través del ocio actúa como barrera protectora y permite a las personas adquirir un cierto control sobre las experiencias estresantes.   El ocio paliativo forma parte de los procesos de rehabilitación, es el llamado ocio terapéutico.

 

Las barreras del ocio aluden a todos aquellos factores que inhiben la capacidad de participar en actividades de ocio, de pasar tiempo haciéndolas, de aprovecharse de ciertos servicios o de alcanzar los niveles de satisfacción deseados. Las barreras del ocio pueden ser intrínsecas o extrínsecas.

 

Las barreras intrínsecas se producen por el desajuste entre necesidades y deseos, intereses y realidad.  Poder evaluar las condiciones objetivas y las capacidades subjetivas antes de lanzarse a una actividad ociosa favorece que la misma resulte una experiencia feliz.

 

Las barreras extrínsecas o ambientales son elementos externos al sujeto que lleva a cabo la experiencia de ocio y que pueden incidir de manera perniciosa en ella. Incluyen barreras actitudinales, arquitectónicas, ecológicas y las llamadas barreras de omisión, relacionadas con la falta de ofertas de ocio para determinados grupos de personas.

 

En las tres últimas décadas,  el valor del ocio en todas las sociedades desarrolladas experimenta un crecimiento sostenido. Este fenómeno tiene dos facilitadores: por un lado, la industria del consumo mantiene un sostenido auge, y al mismo tiempo, la redefinición de los tiempos sociales viene favoreciendo un cambio en relación a la mirada sobre el ocio y los valores asociados al mismo. «El 20% más rico de la población ha dejado de preguntarse qué quiere porque lo tiene. Ahora se pregunta qué es lo que quiere experimentar. El 5% más rico de la población se gasta casi tanto en experiencias como en bienes y servicios. Vamos hacia el comercio cultural, donde están los márgenes de beneficio: viajes, turismo, parques temáticos, centros de ocio, películas, televisión, vidrio, ordenadores, Internet, deportes, juegos, cocina e incluso causas sociales, todo ello pasa a ser contenido. Pagamos por las historias que llenan nuestras vidas» (Rifkin, 2005). (3) El nuevo ciudadano paga por el flujo de experiencias satisfactorias más que por poseer objetos, compra historias en lugar de servicios.  (Bordas, 2003) (4). Michel Serres (2005) (5) habla de una nueva definición de la cultura como «mercancía mundializable», señalando que las empresas extraen enormes provechos de la comercialización de estos objetos semióticos.

 

Gomes y Elizalde, en su libro "Horizontes latinoamericanos de ocio" refieren la existencia de un nuevo paradigma productivo, enmarcado por la pérdida de empleo pleno y la precarización laboral que enfrenta la región.  Este panorama está exigiendo no solo mayor esfuerzo, sino también la extensión de la jornada laboral.  Las estrategias de reducción de personal que aparecen ventajosas para las empresas, repican en más horas de trabajo para quienes han conservado sus empleos, ya sea por el aumento de sus obligaciones o por el temor a perder sus puestos.  Los trabajadores informales también deben enfrentar un aumento en las horas para mantener el nivel de sus ingresos.

 

Los autores sostienen que en la actualidad latinoamericana, la ética del trabajo conserva su valor.  El trabajo es considerado como un medio capaz de proporcionar un estilo de vida de calidad, autonomía y satisfacción.  Esta cosmovisión conlleva la posibilidad de elegir como disfrutar del ocio.  La búsqueda de una vida plena de sentido y revestida de autenticidad encuentra en el trabajo su lugar primero de realización, siendo el ocio aquello que viene a completar al sujeto, otorgándole un sentido profundo y valioso a su realidad.   El desafío para los gobiernos de la región es, entonces,  instrumentar políticas inclusivas para las  masas de trabajadores excluídos, aquellos que sostienen un trabajo abstracto -mera via de subsistencia que enajena al sujeto ya que no le brinda la posibilidad de disfrutar del producto de su esfuerzo- a los fines de que los mismos puedan acceder y circular dentro de estos parámetros de dignidad ciudadana.

En otro texto uno de estos autores  -Elizalde- "Resignificación del Ocio: aportes para un aprendizaje transformacional"  concluye su trabajo con una definición de lo que, para él, debería incluir una visión del ocio resignificada y revalorada del Ocio.  Manifiesta que estos aportes colaborarían potenciando la transformación de las actuales sociedades.  Dirá que el ocio:

1- Es un campo de producción de nuevos conocimientos, individuales y colectivos.

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TIEMPO

OCIO

CULTURA Y SOCIEDAD

INDIVIDUALIDAD.