** Facultad de Ciencias Sociales
Instituto de Investigación en Ciencias Sociales

  Año 2014

  Proyecto:   La observación electoral en Argentina, regulación y experiencias en el orden nacional y subnacional.


Investigadores

Resumen

Forni, Pablo Floreal
Galván, Facundo Gabriel
Cuq, Olivia

Las democracias de América Latina han precisado recurrentemente contar con actores que sirvan como fuente de legitimidad para sus comicios en las últimas décadas, en particular, hubo dos momentos en los que fueron importantes los observadores para estos países: primero, en la última etapa de transiciones a la democracia experimentada por los países de la región en los años 80 y, en segundo lugar, una vez superados los procesos de instauración y consolidación, las observaciones electorales (OE) fueron solicitadas en función de dotar de legitimidad a los comicios sacudidos por la dinámica inestable de sus presidencialismos, sobre todo en elecciones fruto de renuncias anticipadas o de juicios políticos (Mainwaring y Shugart, 1997; Perez Liñán, 2003; Mustapic, 2006). Es decir que la observación electoral se convirtió en una de las estrategias disponibles para incrementar la legitimidad en momentos de crisis en la región y, al mismo tiempo, su relevancia se ha acrecentado en los últimos años en la Argentina. De hecho, como se desprende del trabajo de Boneo, Carrillo y Valverde (2007) el Instituto Iberoamericano de Derechos Humanos (IIDH) realizó 8 (ocho) OE en Argentina en el período comprendido entre 1985 y 2003, mientras que entre 2011 y 2012 hubo no menos de 10 (diez) OE, lo que equivale a una cifra superior de OE a las ocurridas en los 18 años inmediatamente posteriores a la transición democrática en 1983. Este proyecto de investigación busca, precisamente, recolectar mayor evidencia empírica sobre las observaciones llevadas en Argentina, a fin de comparar estas acciones en comicios por cargos de orden nacional, provincial y municipal. De modo que el objetivo central de esta investigación será el de identificar todas las observaciones electorales llevadas a cabo en Argentina desde 1983 hasta 2013, sistematizar e identificar sus principales regulaciones, factores comunes y características particulares para, finalmente, proceder a elaborar, a partir del estudio comparado, una definición de Observación Electoral que nos permita ampliar nuestro conocimiento sobre esta acción en particular y que nos ayude a construir conocimiento teórico sobre esta práctica. 

Título: La observación electoral en Argentina, regulación y experiencias en el orden nacional y subnacional.

 

Investigador a cargo del área: Facundo Gabriel Galván.

 

 

Abstract: Antes de comenzar una investigación en ciencias sociales, es imprescindible contar con una estructura conceptual adecuada sobre el tipo de casos/fenómenos que serán objeto de nuestro estudio. La Observación Electoral no sólo ha recibido diferentes denominaciones en distintos países sino que, además, con esa denominación se hace referencia a acciones llevadas a cabo por parte de agentes públicos o privados, de procedencia doméstica o internacional, sobre diversas etapas de un mismo proceso electoral con objetivos particulares. En esta primera etapa de investigación sobre la Observación Electoral en Argentina, se revisan distintas conceptualizaciones sobre la misma y, simultáneamente, se lleva a cabo un análisis sobre algunas observaciones electorales que tuvieron lugar en ese país. Algunos de los casos de observaciones domésticas relevados en este primer informe de avance son: Chubut 2011, Acompañamiento Cívico 2011, Río Cuarto 2012 y Las Parejas 2012.

 


La observación electoral en Argentina, regulación y experiencias en el orden nacional y subnacional.

 

 

Facundo Gabriel Galván

 

 

            La observación electoral ha sido definida por el Instituto Internacional para la Asistencia y la Democracia Electoral (IIDEA) como "la recolección sistemática de información sobre un proceso electoral, con el propósito específico de llegar a una opinión fundamentada sobre la adecuación de ese proceso, a partir de datos recogidos por personas u organizaciones especializadas, que no están inherentemente autorizadas a intervenir en el mismo" (Boneo, Carrillo y Valverde, 2007: 1073) y la misma ha sido una de las más replicadas y consensuadas para quienes trabajan sobre el tema en la región. En este trabajo nos preguntamos: ¿contamos con una definición que abarque a todas las acciones de acompañamiento u observación de elecciones que se llevaron a cabo en las últimas décadas en América Latina? Entendemos que todas las definiciones identificadas en este trabajo, fundamentales a la hora de intentar una sistematización de las observaciones llevadas a cabo en territorio argentino, dejan afuera aspectos básicos de la observación y, en función de ello, entendemos que se requiere una readecuación del concepto Observación Electoral (OE).

 

Si bien la definición mencionada se muestra clara y flexible, consideramos que la misma puede ser complementada en función de algunas características fundamentales de dicha práctica, las cuales vamos a analizar en este trabajo, que se desprenden del análisis de distintos escritos de diferentes casos de observaciones electorales desarrollados en los últimos años en distintos países de América Latina. Precisamente el objetivo de este trabajo es realizar un ejercicio de revisión conceptual del término y de los casos de observaciones recientes en América Latina, a fin de arribar a una conceptualización más satisfactoria para contener a los distintos tipos de OE que se dieron en particular en la Argentina.

 

            Las primeras observaciones electorales datan del Siglo XIX, de hecho la primera observación electoral de la que se tenga registro, ocurrió en el año 1857 en Moldavia y Valaquia (Boneo, Carrillo y Valverde, 2007). Respecto de lo que representaba en aquellos años, la dinámica de las observaciones electorales ha sufridos grandes cambios y, en para caso de América Latina, nos encontramos organizaciones internacionales, que vienen desarrollando observaciones en forma consecutiva desde hace más de cinco décadas. Como ejemplo de estas organizaciones debemos destacar las llevadas a cabo por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos OEA), los cuales han sido dos actores de vanguardia a la hora de coordinar y capacitar a numerosos grupos de observadores en diferentes países.

 

            Las democracias de América Latina han precisado recurrentemente contar con actores que sirvan como fuente de legitimidad para sus comicios en las últimas décadas, en particular, hubo dos momentos en los que fueron importantes los observadores para estos países: primero, en la última etapa de transiciones a la democracia experimentada por los países de la región en los años 80's y, en segundo lugar, una vez superados los procesos de instauración y consolidación, las observaciones fueron solicitadas en función de dotar de legitimidad a los comicios sacudidos por la dinámica inestable de sus presidencialismos, sobre en elecciones fruto de renuncias anticipadas o de juicios políticos (Mainwaring y Shugart, 1997; Perez Liñán, 2003; Mustapic, 2006). Es decir, que una de las estrategias disponibles para incrementar la legitimidad electoral en tiempos de crisis ha sido, justamente, la de solicitar el envío de observadores electorales, en la mayoría de los casos, de los organismos internacionales antes mencionados que gozan de neutralidad y prestigio en la región.

 

            En América Latina se destacan los casos de Guatemala, Colombia y El Salvador, tres países que recibieron más de una decena de misiones en las dos décadas posteriores a 1980 (Boneo, Carrillo y Valverde, 2007), y cuyas observaciones no sólo revistieron grandes riesgos para sus miembros, sino que además sus reportes fueron cruciales para poner en evidencia graves deficiencias en sus procesos electorales.

 

            En cambio, países como Argentina, en el cual hace foco esta investigación, han estado menos habituados a esta práctica ya que pese a no estar exento de inestabilidad, o golpes de estado en su historia, en el mismo no se despertó sino hasta hace muy poco, un cierto grado de interés ciudadano por el desarrollo de este tipo de acciones. En cambio, la experiencia reciente de ese país ha generado un renovado interés, tanto por el estudio de estas acciones como por la realización de observaciones electorales domésticas, a partir de la Acordada N° 123 de la Cámara Nacional Electoral del año 2011, una normativa mediante la cual se reguló, por primera vez en la historia del país, la posibilidad de que se llevara a cabo un "Acompañamiento Cívico" de los comicios generales en el orden nacional.

 

Como se desprende del trabajo de Boneo, Carrillo y Valverde (2007) el Instituto Iberoamericano de Derechos Humanos (IIDH) realizó 8 (ocho) observaciones electorales en Argentina en el período comprendido entre 1985 y 2003, mientras que, solamente entre 2011 y 2012 hubo 10 (diez) observaciones, es decir, un cifra superior en esos dos últimos años a la que se identificó en los 18 años inmediatamente posteriores a la transición democrática de 1983.[1] Esta decena de observaciones ha tomado en consideración tanto aquellas OE llevadas a cabo por actores públicos, como aquellas implementadas desde la sociedad civil en comicios para la elección de cargos en diversos órdenes (nacional, provincial y municipal) y, por último, considerando también los casos de observaciones en comicios de residentes extranjeros en Argentina, es decir, de aquellos ciudadanos extranjeros que cuentan con centros de votación en el país para participar, desde el exterior, en las elecciones de autoridades de sus países de origen.[2]

 

Debe decirse también que este nuevo y reciente impulso de la OE en el caso argentino nos brinda nueva evidencia empírica para discutir, con mayor profundidad, el concepto de OE e intentar una definición más adecuada de esa acción y que, al mismo tiempo, tenga presente a cada uno de sus componentes principales, y sobre lo que esta acción implica en las democracias latinoamericanas contemporáneas.

 

Antes de pasar a revisar los casos de OE en Argentina, vamos a discutir su conceptualización en la literatura latinoamericana sobre el tema, a fin de sentar las bases para la elaboración de una conceptualización más adecuada de esta actividad.

 

 

 


LA CONCEPTUALIZACIÓN DE LA OBSERVACIÓN ELECTORAL

                       

            Si bien hoy es relativamente escasa la literatura que se ocupa de indagar y definir conceptualmente la OE, en este apartado revisamos los principales aportes realizados por investigadores latinoamericanos sobre el tema. En primer lugar, debemos apuntar que en el debate sobre los alcances del concepto "democracia", a la OE le corresponde un lugar que se ubica en el de aquellas acciones que se enmarcan entre los mecanismos de accountability en las democracias modernas. Sin embargo, ya que los agentes encargados de realizar observaciones pueden ser tanto de naturaleza pública (una agencia del estado) como privada (una ONG), la metáfora espacial de la díada "horizontal" o "vertical" que nos brindó brillantemente O'Donnell (1998), no nos aporta una posibilidad de clasificación directa con el concepto de OE, sino que se limita, en el mejor de los casos, a señalarnos qué tipo de actor la llevó a cabo.

 

            Antes de dejar atrás la discusión en torno de la OE como acción de accountability, debemos referirnos a la categoría desarrollada por Peruzzotti y Smulovitz (2002) de "accountability social", la cual remite a una forma de control del estado por parte de actores de la sociedad civil que no tienen poder institucional para sancionar, pero que cuentan con la posibilidad de llamar la atención, gracias al apoyo de los medios de comunicación. Las acciones sobre las cuales ejercen su control tienen que ver con la detección de irregularidades cometidas por parte de funcionarios u organismos públicos. Es decir que, ciertamente, la OE llevada a cabo por actores de la sociedad civil cuadraría perfectamente en una acción de accountability social. Es más, si tomáramos, por ejemplo, el caso de una agencia de gobierno que realiza una OE, podríamos incorporarla a la definición de accountability horizontal. Pero, por el contrario, una OE destinada a analizar la implementación de un sistema de voto electrónico, no entraría en ninguno de las categorías de accountability posibles. Es decir, cuando los objetivos del control pasan a ser técnicos y dejan de ser políticos, el carácter de OE en tanto acción de accountability deja de ser útil para una definición completa del término.

 

La anteriormente enunciada definición de OE de IIDEA, como vimos, prescinde tanto de la OE como acción de accountability como de la inclusión del término "democracia" entre sus elementos constitutivos de base. Esa primera definición sí hace hincapié en el, sin dudas relevante, objetivo de elaborar un informe con opiniones fundamentadas, es decir en el "cómo" se observa, pero deja afuera otros aspectos interesantes de la misma, tales como el "quién" la lleva a cabo, es decir, los actores encargados de llevarla a cabo o los objetivos de la misma ("el por qué").

 

Es interesante también revisar la definición que surge del completo estudio de Rudecindo Vega, quien identifica cuatro dimensiones en función de las cuales podemos clasificar a la OE: por carácter (activa o de fiscalización), según los aspectos de la elección que son observados (la confección de los padrones, la emisión del sufragio, el conteo, etc.), según la nacionalidad del observador (internacional o doméstica) y por tipo de elección a observar, ya sea un plebiscito, una elección general, una consulta, etc. (Boneo, Carrillo y Valverde, 2007: 1075). En esta definición se abordan dos puntos importantes para el concepto que propondremos en este artículo: en primer lugar, "qué" tipo de elección se observa y, en segundo lugar,  la nacionalidad del observador, a partir de ese dato podemos realizar una distinción entre las observaciones de carácter doméstico y las internacionales, o sea el "de dónde" viene a observar. Sin embargo, esta definición no nos brinda mayor información sobre qué implica la acción de observar ("cómo"), ni sobre el carácter público o privado del actor que lleva a cabo la observación ("el quién").

 

Valverde en una obra posterior a la antes citada, sostiene que la Observación Nacional Electoral, en sentido amplio, puede ser definida como "la acción de organizaciones de la sociedad civil que desarrollan acciones de incidencia en el ámbito político y electoral" (2008: 238). Si bien pierde algunos interesantes puntos de especificación del concepto tratados en definiciones previas, tales como los objetivos o el tipo de elección observada, esta definición alude a un carácter específico del "quién" debe llevar a cabo la observación: las organizaciones de la sociedad civil. En este caso, notamos qué acotar el "quién" observa es una debilidad de la misma ya que, justamente, limita la acción de la "observación electoral" a la sociedad civil, descartando que la observación puede ser llevada a cabo por actores pertenecientes a agencias públicas, tales como Defensorías del Pueblo, miembros del cuerpo diplomático o funcionarios del poder judicial.

Un dato interesante del trabajo de Valverde tiene que ver con la clasificación de acciones de incidencia de las organizaciones de la sociedad civil vinculadas a temas políticos y electorales. En este sentido el autor propone una serie de tareas en las que suelen especializarse las ONG: a) observación nacional estricta de la jornada electoral, b) conteos rápidos (o paralelos) con las técnicas especializadas para tal fin c) control y denuncia pública, d) movilización ciudadana para incrementar la participación electoral y e) educación cívica y formación ciudadana (Valverde, 2008), todas estas acciones invocan diversas maneras de "cómo" observar, algunas de carácter más pasivo y otras más activas.

Es importante destacar que, si bien nos encontramos analizando un concepto eminentemente político, hasta ahora ninguna de las definiciones compromete al concepto "democracia" como una base de la misma. Es decir, ninguna de las definiciones de OE presupone que sea en un tipo de régimen específico en el cual se lleve a cabo dicha acción. Dejar de lado el discutido concepto de "democracia", o de "régimen democrático", parece un acierto de todos los esfuerzos de conceptualización de OE aquí revisados, ya que una definición adecuada debe ser capaz de incorporar en su interior a todas las características específicas de la acción, en lugar de ser enunciada a partir del régimen político qué va a ser pasible de observación.

 

            A continuación, y luego de revisar las definiciones más utilizadas, vamos a comenzar a analizar los casos de observaciones electorales en Argentina, mediante los identificaremos una serie de atributos centrales que deberían ser contemplados como elementos de base para una definición capaz de ayudarnos a clasificar en forma adecuada los casos de OE en Argentina y menos pasible de sufrir "estiramientos" al utilizarla como base conceptual para una gran cantidad de casos diversos.

 

 

 

LOS ATRIBUTOS CONCEPTUALES PARA UNA DEFINICIÓN BÁSICA DE OBSERVACIÓN ELECTORAL

 

A-¿Quién observa?

            En primer lugar, una definición debe ocuparse del actor que se encarga de la OE.  Si bien, para la definición recién mencionada de Valverde (2008) la OE es considerada como una acción privativa de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), de carácter local o internacional, entendemos que la observación es una actividad que también puede ser llevada a cabo por agencias del Estado.

            A nivel mundial, como ya se ha mencionado, la OE nació como un intento de dotar mayor legitimidad a los resultados electorales, mediante la convocatoria de observadores internacionales, hecho que originó que los primeros observadores fueran más concebidos como diplomáticos en el rol de mediadores que como recolectores de información de los comicios, una dinámica que difiere mucho con la actual.

            El caso de Argentina nos brinda con claridad ejemplos de ambas situaciones. Por un lado, algunas ONG han llevado a cabo numerosas observaciones en el país. Por ejemplo, Poder Ciudadano llevó a cabo observaciones electorales en el denominado "Acompañamiento Cívico" de los comicios nacionales de 2011 y en las elecciones complementarias de Gobernador de Chubut de ese mismo año.  En 2012, en cambio, la Dirección General de Reforma Política e Institucional de la Ciudad de Buenos Aires, llevó a cabo OE en las elecciones de autoridades municipales de las ciudades de Río Cuarto, en Córdoba y Las Parejas, en Santa Fe, contando en ambos casos sus funcionarios con habilitaciones para llevarlas a cabo. También en 2011, la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires llevó a cabo observaciones electorales en el marco de los comicios para Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.[3]

            Pero además de la observación desde agencia pública o desde una ONG, debe destacarse una tercera modalidad, que es la de la posibilidad de inscripción del observador a título personal, es decir, sin que el ciudadano precise presentarse como observador en el marco de una organización de mayor tamaño.

            Es decir que, la definición de OE debe ser capaz de tener validez "empírica", en el sentido de poder abarcar los tres tipos actores que fueron encargados de llevar a cabo las observaciones en las últimas décadas en América Latina es decir: actores provenientes de agencias públicas, de las ONG y dejar abierta la puerta también, a aquellas que la habilitan exclusivamente a título individual.

 

B-¿De dónde viene a observar?

            Respecto de la procedencia de origen del observador no hay demasiado que agregar o especificar. Las dos grandes diferenciaciones que se han realizado en este aspecto son suficientes, los observadores pueden ser del mismo país sobre el cual realizan la observación o extranjeros. En función de esa distinción se hablará de observaciones "domésticas" o "internacionales".

            Las primeras observaciones electorales han sido habitualmente llevadas a cabo por actores internacionales considerados "neutrales" por los contendientes del proceso electoral y, en esos primeros casos, tendían a buscar un mediador neutral antes que un mero observador (Boneo, Carrillo y Valverde, 2007). Sin embargo, y más allá de la extendida práctica de invitar observadores internacionales, como los de ONU y OEA, los cuales continúan siendo muy frecuentes en las democracias contemporáneas, las observaciones electorales domésticas son cada vez más recurrentes, e inclusive, en algunos casos las únicas permitidas en muchas democracias latinoamericanas.

            En Argentina, por ejemplo, la observación electoral se encuentra regulada en forma limitada a aquella de carácter doméstico. Sin embargo, pese a que ese país no cuenta con una ley que habilite los "observadores extranjeros", suele darse la posibilidad de encontrar, en esos mismos países, viajes de observadores internacionales para el día de los comicios. Pero cabe señalar que en ese tipo de esos las acciones de observación se remiten más a acuerdos de cooperación, protocolo e intercambio, entre funcionarios de las organizaciones de justicia electoral de los diferentes países o de organismos multilaterales tales como la OEA o la ONU, antes que a lo que entendemos se denomina de manera más global como una OE. Es decir, no se trata de grupos especialmente conformados para recabar en forma sistemática la información de la jornada electoral, a partir de la cual se elaborará un informe para los organizadores de los comicios (Yazbek, 2013), sino que pareciera tratarse más de viajes de intercambio de experiencia o de una suerte de "turismo electoral", antes que de una OE en sentido estricto.

            En el plano normativo debe decirse que la Acordada 128 de 2011 de la CNE de la Argentina, dejó en claro que la posibilidad de llevar a cabo el Acompañamiento Cívico a las elecciones generales sólo queda limitada a organizaciones de carácter "doméstico". Las organizaciones internacionales no pueden solicitar acreditación para realizar observaciones ante la CNE. Pero como se desprende de una normativa previa de ese mismo organismo, la Acordada 18 del 2009, la invitación de veedores u observadores internacionales para los comicios corresponde al Poder Ejecutivo y, precisamente por ello, la misma debe ser expresada mediante una invitación formal emitida desde la Cancillería (Yazbek, 2013). Es decir que, en el caso argentino, pese a la ausencia de normativa, nada impediría que una observación internacional pudiera ser llevada a cabo, sólo que el acompañamiento cívico regular queda limitado a las organizaciones domésticas.

 

C-¿Qué se observa?

            Las etapas o períodos habilitados a la observación pueden representar sólo una parte respecto del proceso electoral completo. En un sentido amplio, el proceso electoral se inicia mucho antes de la emisión del sufragio, es decir, desde el momento mismo en el que se convoca a la realización de elecciones, se envían a realizar y a acreditar los documentos que requerirán los ciudadanos para ser incorporados a los padrones electorales, el sorteo de espacios publicitarios entre los competidores, la acreditación de las condiciones de competencia, etc. Para quienes adscriben a esta acepción de la OE, el proceso electoral se inicia varios meses antes del día en el que se emite el sufragio.

            De modo que, en primer lugar, el "qué" se observa depende de lo que cada regulación o actor habilitante defina como parte del proceso electoral. Es decir que, o bien puede estar limitada exclusivamente a la jornada en la que se emite el sufragio, o también puede ser extendida a otras partes del proceso electoral que no tienen que ver con ese momento específico. En este sentido, diversas ONG se encuentran habilitadas de participar en aquellas instancias en las que se realizan adjudicaciones de fondos de campaña electoral, o en los diversos momentos en los que se rinden cuentas respecto de la misma, o en los días en los que se distribuyen los espacios gratuitos en radio y TV, que si bien son momentos críticos de la campaña electoral, rara vez despiertan interés de grandes sectores de la población, que muchas veces inclusive desconoce de su existencia.

            Algunos trabajos, por ejemplo, han considerado relevante el estudio de las observaciones electorales especializadas en la utilización de nuevas tecnologías electorales, tales como el voto electrónico. En este tipo de trabajos los que se considera primordial analizar es la capacitación y entrenamiento requeridos por los actores que llevan a cabo observaciones de tecnologías con un elevado nivel de complejidad (Esteve, 2009). Es decir, que desde esta perspectiva, claramente la OE es un proceso que comienza mucho antes del día de los comicios, ya que implica una serie de complejos conocimientos de informática que debió incorporar el observador antes de la elección.

            En el caso argentino, la Acordada N°123 de la Cámara Nacional Electoral permite que la observación, o el "acompañamiento cívico" tal como es denominado en la misma, pueda ser llevada a cabo en cualquier etapa del proceso electoral, aunque como nota que fue considerada negativa en los informes de las ONG que participaron del ejercicio en 2011, en el marco de la misma Acordada los jueces federales electorales de cada distrito, encargados de acreditar a las organizaciones participantes, limitaron la acción hasta las 18 hs. del día de los comicios, es decir que las ONG inscriptas en el acompañamiento debían retirar a sus observadores en el momento en el que comenzaba el recuento de los votos, una momento de la jornada electoral que es considerado habitualmente como el más importante de una OE.[4]

 

D-¿Cómo se va a llevar a cabo la observación?

En esta dimensión hace referencia al modo específico en el que se llevará a cabo la recolección de la información sobre el proceso electoral observado. De esta manera mantenemos a la recolección de información como una característica vital del proceso de observación electoral, en coincidencia con definiciones revisadas anteriormente. Algunas reglamentaciones actuales especifican en gran manera esta dimensión de la observación (Yazbek, 2013), inclusive llegan a regular sobre los formularios que pueden llevar los observadores.

La información recabada por los observadores durante el proceso electoral puede ser obtenida de dos maneras: de manera estrictamente pasiva o también apelando a técnicas activas. Por recolección pasiva hacemos referencia a aquella en la cual el día de los comicios los observadores se limitan, estrictamente, a tomar notas en los formularios o fichas diseñados específicamente para tal fin. En ellos, por ejemplo, es posible asentar eventos ocurridos durante la apertura o cierre de las mesas, carencia de informaciones para el votante, malas condiciones de accesibilidad, etc. En cambio, una dinámica de observación con técnicas activas implica tomar contacto, durante el período en el cual se lleva a cabo el proceso electoral, mediante entrevistas o encuestas con los ciudadanos que se acercan a emitir su sufragio, o también con autoridades o funcionarios vinculados a la organización de una o varias etapas de los comicios.

En función de las dos formas recién expuestas, que pueden servir para la planificación de la recolección de datos, queda en evidencia que son muy diversas las formas en las cuales puede evolucionar el "cómo" de una observación. Las acciones a desarrollarse en una OE pueden ir desde una participación pasiva de una organización en, por ejemplo, participar en el sorteo de espacios gratuitos en medios audiovisuales para el período de la campaña electoral, hasta llegar a coordinar un conteo rápido (Boneo, Carrillo y Valverde, 2007). En el otro extremo puede darse que la ONG tenga a su cargo la realización de cuestionarios (con las autoridades de mesa[5] o los votantes a las salidas de los puntos de votación), es decir, que una definición de OE debería estar preparada para captar todas estas situaciones empíricas.

En todos los casos es importante que tanto la dinámica que se implementará como la evaluación de todos los materiales que se utilizarán el día de los comicios, hayan sido debidamente acreditados ante el organismo (o los organismos) que autorizaron la realización de la OE, ya que es vital que la misma sea una acción habilitada y legal para diferenciarse de cualquier otro tipo de actividad clandestina o de entorpecimiento de un acto electoral. Es por esto que más adelante incorporaremos una dimensión referida al "por quién" fue autorizada la OE, como un elemento de base en la definición buscada.

 

E-¿Por qué va a observar?

            Los objetivos que guían las observaciones electorales pueden ser de dos tipos: de índole técnica o de motivación política. Desde su inicio en el Siglo XIX, las observaciones electorales han sido desarrolladas con mayor frecuencia en función de objetivos de naturaleza política, tales como brindar la legitimidad a comicios reñidos, por parte de un actor que pudiera ser percibido como un tercero neutral (por la opinión pública) en elecciones de países, o regiones, en las que surgieron hechos que cubrieron de dudas la transparencia y/o la prolijidad organizativa de los mismos.

            Los objetivos técnicos de las observaciones electorales parecieran haber surgido con posterioridad a las necesidades "políticas" de las mismas.  En estos casos se inscriben aquellas observaciones que no tienen como origen recabar información sobre la "limpieza" de los comicios, sino recolectar experiencias, conocimiento y/o información de índole estrictamente técnica. Como ejemplo de este tipo de observaciones pueden mencionarse aquellas motivadas por el análisis de la implementación de nuevos instrumentos de sufragio. Cuando se dice "instrumentos de sufragio" no se hace alusión exclusiva a métodos tales como sistemas de "voto electrónico", sino que también puede estar aludiendo al análisis de la implementación de sistemas de boleta única en formato papel (algo interesante para aquellos lugares donde todavía se vota con boletas separadas), a nuevos formatos de impresión de padrones o a cómo se administra la logística de los puntos de votación, etc.

            A este tipo de observaciones pertenecen las realizadas por el Ministerio de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en las elecciones municipales de Río Cuarto, provincia de Córdoba y Las Parejas, provincia de Santa Fe. En la primera se observó la implementación del sistema de sufragio de boleta única (simple, unificada y sin categorías), mientras que en la segunda además de observarse la boleta única por categorías se prestó especial atención al formato del padrón electoral, que incluyó un "troquel" de emisión de sufragio.[6]

           

F-¿Por quién fue habilitado a observar?

Como mencionamos anteriormente, la habilitación para la OE es un punto crucial y necesario para toda acción de este tipo. Sin ese permiso, el observador pasaría a ser un actor legal a uno que simplemente transita, cuando no entorpece o se inmiscuye, de modo irregular en un proceso electoral dado.

 

El actor que habilita la OE es, frecuentemente, una oficina pública. En la mayoría de los casos estudiados se trata de algún ente vinculado a la organización de las elecciones o bien, como en el caso argentino, un actor perteneciente al poder judicial y, en ese caso particular, del fuero electoral de orden nacional. Sin embargo, el poder de habilitación para llevar a cabo una OE, es decir, el poder acreditación y registro de observadores, puede ser delegado por el estado en otros actores. En esos casos, estamos pensando en marcos regulatorios que descansen directamente en los actores de la sociedad civil, para darles capacidad de invitar o de sumar actores para la OE, o también, en los propios partidos políticos como aliados estratégicos en la coordinación, invitación y acreditación de observadores electorales.

 

En Argentina la Acordada 123 dispone que si bien la Cámara Nacional Electoral es la que acuerda habilitar para llevar a cabo OE a aquellas entidades que se registren ante la misma, son los juzgados federales electorales (con sede en cada uno de los distritos electorales provinciales) los encargados de entregar las autorizaciones, como así también de definir los establecimientos autorizados para hacer observación.

 

 

 

LOS PRINCIPALES ELEMENTOS CONSTITUTIVOS PARA UNA DEFINICIÓN DE OBSERVACIÓN ELECTORAL

 

            Una vez analizados los principales elementos característicos de la OE en cada una de sus dimensiones específicas y a la luz de evidencia empírica arrojada por los casos que se han ido analizando y mencionando durante este escrito, es que nos animamos a diagramar una matriz en la cual es posible identificar los principales atributos que se presentan como necesarios para una clasificación y conceptualización de la Observación Electoral.

 

            Las dimensiones presentadas en la Tabla 1 nos brindan una base para la elaboración de una definición conceptual de la OE. Las definiciones revisadas anteriormente hacían hincapié en aquellos conceptos vinculados al "quién", al "de dónde" o el "qué", sin embargo, ninguna de ellas sistematiza todos los elementos en una sola definición.

 

            Para poder dotar de validez empírica, y al mismo tiempo de flexibilidad, a una definición de OE, es importante que la misma tenga en consideración a cada una de las dimensiones que fueron debidamente expuestas en la Tabla 1. Es decir, sin generar una definición engorrosa y compleja, debería tener la suficiente "capacidad de viaje" y ser capaz de evitar situaciones de uso que devengan en un "estiramiento conceptual" (Sartori, 1984), es decir, sea capaz de lograr conjugar rigurosidad con laxitud y versatilidad.

 

            A continuación presentamos una tabla con los distintos subtipos que pueden desprenderse a partir de los diferentes valores posibles en las distintas variedades de cada una de las dimensiones fundamentales de la OE:

 

TABLA 1. PRINCIPALES ATRIBUTOS PARA CONCEPTUALIZAR Y CLASIFICAR LAS OBSERVACIONES ELECTORALES EN AMÉRICA LATINA.

 

 

A-¿Quién?

B-¿De dónde?

C-¿Qué?

D-¿Cómo?

E-¿Por qué?

F-¿Por quién?

I. Agencia Pública / Estatal

I. Doméstica 

I. Comicios generales (confección de padrones, sorteo de espacios, emisión de sufragio, conteo rápido, etc.).

I. Pasiva: Acompañamiento de todo el proceso electoral (desde la confección de los padrones, sorteos de espacios en medios de comunicación, etc.).

I.1) Obj. Políticos Control de adecuación a las normas del proceso electoral (requiere capacitación previa)

I. Vigencia de una normativa habilitante (acordada, decreto, ley, resolución, etc.).

II. ONG

II. Internacional

II. Plebiscitos

II. Activa: Encuestas / entrevistas a autoridades y/o a ciudadanos el día de los comicios

I.2). Obj. Políticos Brindar legitimidad al proceso electoral (requiere capacitación previa)

II. Habilitación de la Justicia Electoral

III. Ciudadanos a título personal

Volver a CIENCIAS SOCIALES  

Palabras claves: 

Observación Electoral

Agentes

Normativa

Participación Ciudadana