Facultad de Ciencias Sociales

  Año 2009

  Proyecto:  Capital Cultural, Capital Social y trayectoria en la inserción laboral de los jóvenes de la ciudad de Buenos Aires.


Investigadores

Resumen

Colotta, Mariana
Bolan, Natalia Verónica

Si miramos retrospectivamente la situación de la educación y el empleo, cualquier ciudadano adulto puede confirmar que, al menos desde una primera percepción, vivimos en un país en el que la educación pública  y las leyes laborales se esgrimieron hace más de medio siglo como las principales impulsoras de  la igualdad de oportunidades. También desde los datos podemos asegurar que por mucho tiempo existió una relación directa entre la educación y el acceso al mercado laboral. Nuestros abuelos y nuestros padres crecieron en ésa realidad. Tanto es así que se incorporó fuertemente a nuestra cultura, sobre todo a la de clase media, el valor de la educación como canal de movilidad social. Dicho en otras palabras, cualquier hijo de argentino podía hacer su escuela primaria, secundaria y hasta acceder a la  terciaria y-o la  universidad sin que eso significara un  gran esfuerzo para la economía familiar. Y existía una alta probabilidad de que los jóvenes  consiguieran un trabajo acorde a su preparación. Ello le permitiría proveerse de ingresos que, además de hacer que pudiera independizarse de sus progenitores le garantizaran su calidad e vida y (de acuerdo a su capacitación y empleo) un ascenso social con respecto a su familia de origen. Las transformaciones económicas que se llevaron a cabo durante los años noventa han producido grande cambios sobre éste estado de cosas. Abundante bibliografía al respecto trata sobre los  efectos acuciantes en términos de concentración del ingreso y la exclusión social, dado el  fuerte aumento de la pobreza. La educación, sobre todo la pública, sufrió un fuerte deterioro resultado no sólo del bajo presupuesto asignado a ésta área, sino por convertirse la escuela en el lugar donde las familias más pobres llevan a sus hijos para asegurar parte de la alimentación y la contención que ellas no le pueden dar. La desocupación aumentó en forma considerable, resultado de un modelo económico para el que el capital humano fue un factor totalmente secundario. Y los jóvenes fueron los más afectados dado la baja calidad de los empleos ofrecidos por el mercado laboral. Tal como lo expresa Eduardo Amadeo en un completo estudio[1] macro social al respecto, cuando se analizan las cifras se hace evidente que el empobrecimiento de la clase media no es el problema más importante de la Argentina. Ella ha conseguido superar lo peor de la crisis y ahora asistimos a un fenómeno de concentración de la pobreza y exclusión que compromete gravemente la posibilidad de cortar la reproducción intergeneracional de la pobreza en tiempos socialmente aceptables, afectando por tanto la cohesión social. La baja calidad educativa y la precarización del empleo crearon una relación perversa que no sólo empeoró el círculo de la pobreza, sino que signó el destino de las nuevas generaciones, las cuales  no se encontraron con una educación pública que les diera capacitación de calidad ni una salida laboral que les permita mantener a sus familias. Este fenómeno del que estamos hablando, si bien tuvo impactos negativos en toda la sociedad,  no afectó de la misma manera a las familias de diferentes estratos. Es interesante analizar cómo las de mayor nivel socio -económico conservaron la calidad educativa a través de la escuela privada y  garantizaron el acceso al restringido ámbito del empleo permitiéndole capacitaciones  acordes a las nuevas demandas. En el otro extremo, en los hogares de bajos recursos, el acceso y el mantenimiento en el sistema educativo de los hijos, se convirtió en un desafío en si mismo. Los planes de acción social se convirtieron en una condición necesaria para que la población más pobre accediera a algún tipo de trabajo y de alimentos. La ciudad de Buenos Aires no escapó a éste empobrecimiento que impactó a las grandes urbes en las que la caída de los ingresos familiares afectó lo que Juan Carlos Tedesco llama las "condiciones de educabilidad"[2] . Y también sufrió el aumento de la violencia urbana sobre todo en zonas marginales. Y son los jóvenes, una vez más el objeto de investigación. Nos preocupa ver, entonces cómo los que habitan en nuestra ciudad han transitado por el sistema educativo y qué estrategias implementan para ingresar al mercado laboral.  


[1] Amadeo, Eduardo: "Argentina, de la crisis a la cohesión social". Resultado de investigación publicado en la Revista de la COPPPAL  "Cohesión social y desigualdad en América Latina y el Caribe". Buenos Aires. 2008.[2] López, Néstor y Tedesco, Juan Carlos: "Las condiciones de educabilidad de los niños y adolescentes en América Latina". IIPE. Buenos Aires.2002.Estos autores definen a la "educabilidad" como "el conjunto de recursos, aptitudes y predisposiciones que hacen posible que un niño o adolescente pueda asistir exitosamente a la escuela".

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Palabras claves: 

Capital social

Capital cultural

Jóvenes

Ciudad de Buenos Aires

Inserción laboral de los jóvenes